Impressionism and Spanish Art
Organización: Museum of Russian Impressionism · Aurea Cultura i Art.
Comisario: Francesc Fontbona.
Dirección de proyecto: Charo Sanjuán.
Colaboración: Embajada de España en Moscú.
Considerando que cuando se trata el Impresionismo en España se suele incurrir en muchas generalizaciones, la exposición se centra en la relación que este movimiento ha tenido con el arte español e incluye obras de los siguientes artistas: Pere Vidal de Solares, Marià Fortuny, Adolfo Guiard, Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Darío de Regoyos, Eliseu Meifrèn, Aureliano de Beruete, Ignacio Zuloaga, Hermen Anglada-Camarasa, Joaquín Sorolla, Ricard Canals, Isidre Nonell, Joaquim Mir, Marian Pidelaserra, Pere Ysern, Ignasi Mallol y Ricard Guinó.
Las sesenta y una obras escogidas proceden de diversas colecciones privadas y de los siguientes museos: Museu Nacional d’Art de Catalunya, Museu de Montserrat, Biblioteca Museu Víctor Balaguer, Museo Carmen Thyssen Málaga, Museo Ignacio Zuloaga Castillo de Pedraza, Museu d’Història de Girona, Museo de Bellas Artes de Asturias, Museo de Santa Cruz, MUHBA Museu d’Història de Barcelona, Museu de la Garrotxa, Museu del Modernisme de Barcelona, Museu de la Música de Barcelona – L’Auditori, Museu d’Art Modern de Tarragona, Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Pushkin State Museum of Fine Arts.
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Édouard Manet, gran precursor del Impresionismo, admiró a Goya y, así, temas españoles aparecieron en obras suyas significativas, pero los pintores españoles tardarían en adoptar la nueva técnica y también tardaría el Impresionismo francés en figurar en exposiciones españolas.
Algunos artistas españoles tuvieron amistad con impresionistas. Pere Vidal de Solares, pintor catalán de Cuba, fue retratado por Renoir en el Bal du Moulin de la Galette (1876) y el portorriqueño Francisco Oller pintó al estilo de Cézanne y Pissarro, amigos suyos en el Café Guerbois, el taller Gleyre y la Académie Suisse. Y, según dijo Juan de la Encina, cuando Adolfo Guiard se fue a París en 1878 conoció a Degas. El escultor gerundense Ricard Guinó logró en los tribunales ser reconocido como coautor de las obras que hizo siguiendo las indicaciones de Renoir.
Marià Fortuny, que murió el mismo 1874 en que los impresionistas realizaban su primera exposición conjunta, chez Nadar, alcanzó un estilo suelto y libre, prácticamente idéntico al naciente Impresionismo.
El pintor español más introducido en los grupos innovadores europeos fue Darío de Regoyos, asiduo de los círculos avanzados de Bruselas, con Meunier, Van Rysselberghe, Verhaeren, Ensor o Rops, y amigo de Pissarro, Rodin y de los principales neoimpresionistas: Seurat, Signac y Luce.
Próximo al Impresionismo, Ramon Casas se fue a París en 1881. Su Plaça de toros (1884, Museu de Montserrat) acusa tempranamente un influjo del Impresionismo más colorista. Luego su estilo más característico, el de Plein air (1890, Museu Nacional d’Art de Catalunya), estaría más cerca de Whistler y de Degas. Su amigo Santiago Rusiñol, también parecido a Degas, participó en la Septième Exposition des Peintres Impressionnistes et Symbolistes (1894). Rusiñol compartió estudio en París con Ignacio Zuloaga en 1894.
La influencia impresionista, más allá de Cataluña y el País Vasco, fue escasa, pero algunos pintores de la época, como el cosmopolita Aureliano de Beruete o Joaquín Sorolla, de quien aquel era mentor, adoptaron tardíamente ciertos ecos de la nueva escuela.
En diciembre de 1897, los pintores catalanes Isidre Nonell y Ricard Canals participaron en el Salon des Impressionnistes et Symbolistes. Nonell, representante de la pintura catalana más innovadora, más que en el Impresionismo, encaja en un cierto Expresionismo, pero Canals conectaría con la continuidad del mundo impresionista, pues fue promocionado por Durand-Ruel, primer marchante del Impresionismo.
Con todo, el Impresionismo ortodoxo no entró de lleno hasta que Marian Pidelaserra y Pere Ysern sufrieron en París (1899-1901) una espectacular conversión al Impresionismo. Expusieron sus obras parisienses en Barcelona, en la Sala Parés —Ysern, en julio de 1901, y Pidelaserra, en febrero de 1902—: se exhibían, por primera vez al sur del Pirineo, paisajes, especialmente urbanos, de un Impresionismo muy cercano a Monet, Sisley o Pissarro.