La exposición reconstruye la vida a contracorriente de la famosa artista mexicana a través de unas cien imágenes, la mayoría originales, que le hicieron varios fotógrafos, como Leo Matiz, Guillermo Kahlo padre de la artista, Gisèle Freund y Lucienne Bloch.

Es innegable que Kahlo no era solo una artista, sino que ha pasado a la historia del arte como un mito, convertida en un icono femenino y de la cultura pop internacional. De su vida, más que su pintura, lo que despierta curiosidad son sus experiencias vitales, sus amores, sus pasiones, el orgullo de ser una mujer indomable que lucha, con la misma energía, contra sus enfermedades, sus debilidades y sus amantes.

Una de las salas de la exposición reproduce un entorno multimedia en el que los cuadros de la pintora cobran vida y cautivan a las persones visitantes, junto con la música que acompaña la proyección. Las imágenes de los cuadros de la artista mexicana abren una puerta a los visitantes, que se sumergen en los colores vivos, la flora y fauna con la que convivía Kahlo, así como los objetos personales y la ropa y complementos tradicionales que siempre utilizaba para reivindicar sus orígenes.